La tercería de posesión es una herramienta legal extremadamente importante en el embargo en Chile. Se utiliza cuando un tercero demuestra que los bienes embargados no pertenecen al deudor, sino a él.
Esta figura protege la propiedad de quienes nada tienen que ver con la deuda. Y, aunque muchas veces pasa desapercibida, puede evitar injusticias graves durante una ejecución.
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Tercería y embargo: ¿Cuál es su relación?
Cuando un receptor judicial llega a embargar bienes, lo hace presumiendo que todo lo que está en el domicilio del deudor es de su propiedad. Esa presunción facilita el trabajo del tribunal, pero también puede provocar errores. Es ahí donde la tercería de posesión se vuelve fundamental.
Permite que un tercero afectado reclame sus bienes.
Y que la justicia revise si realmente le pertenecen al deudor o no.
Es un mecanismo que equilibra el procedimiento y evita que personas inocentes paguen las consecuencias de deudas ajenas.
Esta tercería no solo protege lo material. También resguarda la estabilidad de familias, parejas y negocios que comparten espacios con un deudor.
- Si una empresa guarda maquinarias en el domicilio de un trabajador.
- Si una madre vive con un hijo mayor que enfrenta una deuda.
- O si un arrendador deja bienes en un inmueble ocupado por el arrendatario.
Cualquiera de ellos podría ver sus pertenencias comprometidas.
La tercería permite detener ese daño. Y obliga al tribunal a revisar títulos, boletas, facturas y cualquier prueba que confirme la propiedad del tercero.
Evita abusos y ordena el proceso
Aporta justicia en procedimientos donde el tiempo apremia y las decisiones se toman rápido. Es una herramienta que vale la pena conocer. Porque, en un embargo, no solo está en juego una deuda. También lo está la propiedad legítima de quienes no deberían verse afectados por ella.
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