La visita de un receptor judicial puede causar temor o confusión. Sin embargo, actuar mal puede empeorar la situación. En Chile, estos funcionarios cumplen una labor ordenada por el tribunal y están facultados para notificar, embargar o constatar bienes. Por eso, mantener la calma y conocer los límites es clave.

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La labor del receptor judicial: ¿Cómo no debes enfrentarlo?

Lo primero que no debes hacer es impedir su ingreso.
Si el receptor presenta una orden judicial, negar el acceso puede considerarse obstrucción a la justicia. No se trata de un acto voluntario, sino de una diligencia legal. En esos casos, lo mejor es colaborar y observar lo que hace, sin intervenir.

Tampoco es recomendable discutir o enfrentarse al receptor.
Aunque la situación sea incómoda, la agresión verbal o física puede transformarse en una denuncia penal. Los receptores judiciales solo ejecutan lo que el tribunal dispone. Si existe un desacuerdo, se debe resolver por la vía legal, nunca en el momento.

No firmes documentos sin leer.
Algunos papeles son notificaciones o actas de embargo, por lo que conviene revisar con atención cada detalle. Si algo no parece correcto, se puede escribir “no conforme” o negarse a firmar, pero siempre con respeto.

Nunca escondas bienes ni los traslades a otro lugar.
Eso puede considerarse fraude procesal. Si hay una orden de embargo, lo mejor es buscar asesoría legal y proceder conforme a derecho.

Tampoco entregues dinero sin respaldo.
Un receptor judicial no cobra deudas directamente, salvo que la orden lo autorice expresamente. Si te piden un pago, exige ver el documento que lo permita y solicita comprobante oficial.

Lo que no debes hacer si llega un receptor judicial a tu domicilio

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Ante cualquier visita judicial, la mejor decisión es mantener la calma, no mentir, revisar los papeles y buscar ayuda profesional.

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